quinta-feira, 19 de maio de 2022

Amparo Ochoa Y Gabino Palomares Maldicion de Malinche

La maldición de Malinche

Del mar los vieron llegar
Mis hermanos emplumados
Eran los hombres barbados
De la profecía esperada
Se oyó la voz del monarca de que el dios había llegado.
Y les abrimos la puerta por temor a lo ignorado.

Iban montados en bestias como demonios del mal
Iban con fuego en las manos y cubiertos de metal.
Solo el valor de unos cuantos les opuso resistencia
Y al mirar correr la sangre se llenaron de vergüenza.

Porque los dioses ni comen ni gozan con lo robado
Y cuando nos dimos cuenta ya todo estaba acabado.
Y en ese error entregamos la grandeza del pasado
Y en ese error nos quedamos trescientos años esclavos.

Se nos quedó el maleficio de brindar al extranjero
Nuestra fe, nuestra cultura, nuestro pan, nuestro dinero.
Y les seguimos cambiando oro por cuentas de vidrio
Y damos nuestras riquezas por sus espejos con brillo.

Hoy, en pleno siglo veinte
Nos siguen llegando rubios
Y les abrimos la casa y les llamamos amigos.
Pero si llega cansado un indio de andar la sierra
Lo humillamos y lo vemos como extraño por su tierra.

Tú, hipócrita que te muestras humilde ante el extranjero
Pero te vuelves soberbio
Con tus hermanos del pueblo.
Oh, maldición de Malinche, enfermedad del presente
¿Cuándo dejarás mi tierra?
¿Сuándo harás libre a mi gente?

Gabino Palomares

 

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