14/6/1928 – 9/11/1967
AUTO-RETRATO
OBSCURO
De uma
jovem nação
de raízes de erva(raízes que negam a raiva da América)
venho até vocês, irmãos nortenhos
Carregados de gritos de desalento e de fé
venho até vocês, irmãos nortenhos,
venho de onde viemos os “homo sapiens”
devorei quilómetros em ritos transumantes
com minha matéria asmática que carrego como uma cruz
e na entranha estranha de metáfora desconexa.
A rota foi ampla e muito grande a carga
persiste em mim o aroma de passos vagabundos
e ainda que o naufrágio de meu ser subterrâneo
- apesar de que se anunciam margens salvadoras -
nado displicente contra a ressaca,
conservando intacta a condição de náufrago.
Estou só frente à noite inexorável
e certamente abandono o demasiado doce dos bilhetes.
Europa me chama com voz de vinho envelhecido
alento de carne loira, objetos de museu.
E nos clarinetes alegres de países novos
eu recebo de frente o impacto difuso
da canção, de Marx e Engels,
que Lenin executa e entoam os povos.
Autorretrato oscuro
De una
joven nación de raíces de hierba
(raíces que niegan la rabia de América)
vengo a ustedes, hermanos norteños.
Cargado de gritos de desaliento y de fe,
vengo a ustedes, hermanos norteños,
vengo de donde venimos los ‘homos sapiens’,
devoré kilómetros en ritos trashumantes;
con mi materia asmática que cargo como una cruz
y en la entraña extraña de metáfora inconexa.
La ruta fue larga y muy grande la carga,
persiste en mí el aroma de pasos vagabundos
y aún en el naufragio de mi ser subterráneo
–a pesar de que se anuncian orillas salvadoras–
nado displicente contra la resaca,
conservando intacta la condición de náufrago.
Estoy solo frente a la noche inexorable
y a cierto dejo dulzón de los billetes,
Europa me llama con voz de vino añejo,
aliento de carne rubia, objetos de museo.
Y en la clarinada alegre de países nuevos
yo recibo de frente el impacto difuso
de la canción, de Marx y Engels,
que Lenin ejecuta y entonan los pueblos
(raíces que niegan la rabia de América)
vengo a ustedes, hermanos norteños.
Cargado de gritos de desaliento y de fe,
vengo a ustedes, hermanos norteños,
vengo de donde venimos los ‘homos sapiens’,
devoré kilómetros en ritos trashumantes;
con mi materia asmática que cargo como una cruz
y en la entraña extraña de metáfora inconexa.
La ruta fue larga y muy grande la carga,
persiste en mí el aroma de pasos vagabundos
y aún en el naufragio de mi ser subterráneo
–a pesar de que se anuncian orillas salvadoras–
nado displicente contra la resaca,
conservando intacta la condición de náufrago.
Estoy solo frente a la noche inexorable
y a cierto dejo dulzón de los billetes,
Europa me llama con voz de vino añejo,
aliento de carne rubia, objetos de museo.
Y en la clarinada alegre de países nuevos
yo recibo de frente el impacto difuso
de la canción, de Marx y Engels,
que Lenin ejecuta y entonan los pueblos
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