Intelectuais apolíticos
Um dia,
os intelectuais
apolíticos
do meu
país
serão
interrogados
pelo homem
simples
do nosso
povo.
Serão
questionados
sobre o que fizeram
quando
a pátria
se apagava
lentamente
como uma fogueira frágil,
pequena e só.
Não serão interrogados
sobre os seus trajes,
nem acerca das suas
longas
sestas
após o almoço,
tão pouco sobre os seus estéreis
combates com o nada,
nem sobre sua ontológica
maneira
de chegar ao dinheiro.
Ninguém os
interrogará
acerca da mitologia grega,
nem sobre o asco
que sentirão de
si,
quando alguém, no seu íntimo,
se dispunha a morrer
cobardemente.
Ninguém lhes perguntará
sobre as suas justificações
absurdas,
crescidas na sombra
de uma rotunda
mentira.
Nesse dia
virão
os homens
simples.
Os que
nunca couberam
nos livros de versos
dos intelectuais
apolíticos,
mas que iam todos
os dias
levar-lhes o leite
e o pão,
os ovos
e as tortilhas,
os que
lhes costuravam a roupa,
os que
conduziam os carros,
cuidavam dos seus
cães e jardins,
e para eles trabalhavam,
e perguntarão,
“Que
fizestes quando os pobres
sofriam e neles se queimavam,
gravemente, a ternura e a vida?”
Intelectuais apolíticos
do meu
doce país,
nada podereis responder.
Um abutre de silêncio
vos devorará
as entranhas.
Vos roerá a alma
vossa própria miséria.
E calareis,
envergonhados de vós
próprios.
Intelectuais apolíticos
Un dia,
los intelectuales
apolíticos
de mi
país
serán interrogados
por el hombre
sencillo
de nuestro pueblo.
Se les preguntará
sobre lo que hicieron
cuando
la patria se apagaba
lentamente,
como una hoguera
dulce,
pequeña y sola.
No serán interrogados
sobre sus trajes,
ni sobre
sus largas
siestas
después de la merienda,
tampoco sobre
sus estériles
combates con la nada,
ni sobre
su ontológica
manera
de llegar a las monedas.
No se les interrogará
sobre la mitología griega,
ni sobre
el asco
que sintieron de sí,
cuando alguien, en su fondo,
se disponía a morir cobardemente.
Nada se les preguntará
sobre sus justificaciones
absurdas,
crecidas a la sombra
de una
mentira rotunda.
Ese día vendrán
los hombres sencillos.
Los que
nunca cupieron
en los libros y versos
de los intelectuales
apolíticos,
pero que
llegaban todos los días
a dejarles la leche y el pan,
los huevos y las tortillas,
los que
les cosían la ropa,
los que
le manejaban los carros,
les cuidaban sus perros y
jardines,
y trabajaban para
ellos,
y preguntarán,
“?Qué hicisteis cuando los pobres
sufrían, y se quemaba en ellos,
gravemente, la ternura y la vida?”
Intelectuales apolíticos
de mi
dulce país,
no podréis responder
nada.
Os devorará un buitre de silencio
las entrañas.
Os roerá el alma
vuestra propia miseria.
Y callaréis,
avergonzados de vosotros.
Otto Rene Castillo
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