quarta-feira, 10 de maio de 2023

Carl Marx died 1883 aged 65 - António Cisneros

 

Carl Marx died 1883 aged 65

 

Ainda recordo a casa de minha tia-avó e esse par de gravuras:

Um cavaleiro na casa do alfaiate, Grande desfile militar em Viena, 1902.

Dias em que já nada de mal podia acontecer. Todos levavam a

sua pata de coelho atada à

      cintura.

Também minha tia-avó - vinte anos e o chapéu de palha ao sol,

preocupando-se

      apenas

em manter a boca e as pernas bem fechadas.

Eram os homens de boa vontade e orelhas limpas.

No music-hall os anarquistas, loucos barbudos e envoltos em cachecóis.

Que outonos, que verões.

Eiffel fez uma torre onde se lia: “até aqui chegou o homem”.

Outra gravura:

«Virtude, amor e ciúme protegendo as boas famílias.»

E isso quando o velho Marx ainda não tinha vinte anos de idade sob esta erva

- gorda e eriçada, boa para os campos de golf.

As coroas de flores e o caixão descansaram três vezes

junto à colina

e depois foi sepultado

junto ao túmulo de Molly Redgrove «bombardeado pelo inimigo

em 1940 e logo

               reconstruído».

Ah o velho Karl moendo e derretendo na marmita os diversos metais

enquanto os filhos saltavam das torres de Spiegel às ilhas de Times

e a sua mulher fervia as cebolas e a coisa não avançava e depois

sim e então

veio o da Praça Vendome e Lenine e o montão de revoltas

e depois

as damas temeram algo mais do que uma mão nas nádegas

e os cavalheiros puderam

      suspeitar

que a locomotiva a vapor já não era mais o rosto da felicidade universal.

 

“Assim foi, e estou em divida contigo, velho desmancha-prazeres”.

 

António Cisneros

 

KARL MARX DIED 1883 AGED 65

Todavía estoy a tiempo de recordar la casa de mi tía abuela y ese par de grabados:
Un caballero en la casa del sastre, Gran desfile militar en Viena, 1902.
Días en que ya nada malo podía ocurrir. Todos llevaban su pata de conejo atada a la
            cintura.
También mi tía abuela —veinte años y el sombrero de paja bajo el sol, preocupándose
                apenas
por mantener la boca, las piernas bien cerradas.
Eran hombres de buena voluntad y las orejas limpias.
Sólo en el music-hall los anarquistas, locos barbados y envueltos en bufandas.
Qué otoños, qué veranos.
Eiffel hizo una torre que decía «hasta aquí llegó el hombre». Otro grabado:
«Virtud y amor y celo protegiendo a las buenas familias».
Y eso que el viejo Marx aún no cumplía los veinte años de edad bajo esta yerba
—gorda y erizada, conveniente a los campos de golf.
Las coronas de flores y el cajón tuvieron tres descansos al pie de la colina
y después fue enterrado
junto a la tumba de Molly Redgrove «bombardeada por el enemigo en 1940 y vuelta a
           construir».
Ah el viejo Karl moliendo y derritiendo en la marmita los diversos metales
mientras sus hijos saltaban de las torres de Spiegel a las islas de Times
y su mujer hervía las cebollas y la cosa no iba y después sí y entonces
vino lo de Plaza Vendome y eso de Lenin y el montón de revueltas y entonces
las damas temieron algo más que una mano en las nalgas y los caballeros pudieron
           sospechar
que la locomotora a vapor ya no era más el rostro de la felicidad universal.

«Así fue, y estoy en deuda contigo, viejo aguafiestas».

.

 

Sem comentários: